jueves, 1 de abril de 2010

La mentira de la línea

Que yo no digo que, después de pasar décadas practicando Aikido con Yamaguchi o ser un 6º,7º u 8º DAN capaz de leer a Jean-Marie Gustave Le Clézio en su lengua nativa, hacer un trabajo basado en 'La línea' no sea efectivo; pero para el común de los mortales, estoy seguro, solo sirve para poder verse en el espejo del fondo del gimnasio lo elegante que está. Y dijo gimnasio y no dojo porque, como la mayoría de vosotros, cuando hago aikido puedo escuchar (y oler) a la gente de fitness.

Parece que tras años de practicar aikido, la sensatez ha llamado a mi puerta. Bueno, en realidad me ha cogido en el metro, pasando por Velázquez. No hay nada como pararse a pensar un poco para verlo de forma clara: ese aikido se llena la boca de 'energía', 'suavidad' y 'unión', pero cuando realmente lo 'tocas' no ves más que fuerza, prepotencia y egolatría. Es una práctica donde o haces lo que yo te diga (o sepa hacer) o te voy a putear todo lo que pueda hasta que llegue mi turno de tori, donde además te voy a poner fino. Estoy seguro, que todos habréis recibido esta sensación en algún momento.

He llegado a la conclusión de que hay que desechar todo 'aikido' que no cree una sensación, que se base en el puro entrenamiento físico, donde para ser mejor sólo tienes que aprender un mínimo de técnica y un máximo de fuerza: apretar más fuerte que el otro y proyectar más lejos parecen ser los únicos objetivos.

Y de aquí el título de esta entrada en el blog. Si te restringes a una postura cerrada y sólo te mueves en la dichosa 'línea' como un trapezista que camina sobre un alambre, ¿dónde está uke? ¿acaso importa lo que haga?, tú ya tienes tu 'línea' y es por ahí por donde te han dicho que tienes que pasar. Eso es un aikido para 'sordos', para 'monos' que no se preguntan el por qué sino que simplemente repiten lo que creen que han visto, y lo adornan para que salga más bonito en la foto. Reduce la realidad de 3 dimensiones (mas el tiempo) a una limitada de 2 dimensiones.

Tardan años en adaptar a uke para que ataque como quieren que ataque, para que coja de una forma determinada, para que se mueva de forma exagera, casi como payasos de circo. Todos hemos visto en los cursillos a esos Payasi-ukes que mantienen posturas imposibles, frunciendo el ceño y resoplando. Perdonad me si pienso que uke tiene que buscar una postura que evite que le ataquen y que, a la vez, le permita iniciar un contra-ataque. Esto es algo imposible si tienes las piernas extremadamente abiertas, porque a tu 'maestro' le gusta que des una 'patadita' en el suelo cada vez que te mueve, para que el resto vea el control que tiene. Pero los Payasi-ukes se merecen una entrada completa, así que los dejaremos por ahora.

No pretendo que todo el mundo piense como yo, pero me gustaría que el lector se plantee, al menos, dudas durante su práctica. Que no se trague todo (como durante muchos años hemos hecho) sin pensarlo, sin preguntarse el cómo, el por qué o el cuándo.

Otra pregunta más: Si yo, que soy un sencillo funcionario, que hago aikido 3 veces a la semana, que sólo voy a los cursillos que me pillan más cerca... me he dado cuenta de esas inconsistencias, de esas falsedades, de esas mentiras... ¿Cómo es posible que los maestros no se den cuenta de esto? en teoría son profesionales, dedican su tiempo y su vida. ¿Cómo es posible que su aikido se haya convertido en una simple actividad física semejante al judo, al fitness o al aerobic? Podéis llamar me mal pensado, pero creo que no sólo lo saben, sino que además fomentan ese tipo de aikido 'comercial/deportivo', con el objetivo de mantener un gran número de aikidokas que alimenten su ego y su bolsillo. No se merecen llamarse 'maestros' pues no enseñan... yo los llamaría monitores.
Acaso nunca te has preguntado por qué los maestros sólo eligen a unos pocos (1 ó 2) como alumnos 'pro' y los enseñan para que los sustituyan.

P.D.: Algunos pensarán que estoy resentido con el aikido, pero la verdad es que es ahora cuando más lo estoy disfrutando. Es ahora cuando estoy empezando a experimentar sensaciones. Lo que realmente me toca un poco las pelotas es toda la manada de borregos que se cabrean si haces su trabajo mejor, más rápido, más suave y sin ningún esfuerzo, pero no estas en su puñetera línea. Aunque cada vez me hace más gracia la cara que se les queda de no enterarse de la película. Sólo aquellos que se molestan en preguntarte cómo lo has hecho se merecen una respuesta, una explicación, aunque aún no están preparados para aceptar que tienen que re-aprender lo aprendido, re-andar el camino otra vez y que su cinturón sólo vale para sujetarle el pantalón.